A pesar de haber sido criada bajo la religión católica, me encanta la filosofía budista y creo fervientemente en que cada ser humano puede obtener la liberación del sufrimiento mediante la obtención el estado del Buda, o mejor conocido como la Iluminación. Para mí, la iluminación no es otra cosa que mantener la mente quieta e inamovible a pesar de las circunstancias externas. De esta manera podemos ser felices todo el tiempo. ¡Qué maravilla!
Por esta convicción, el pasado domingo, antes de acostarme, pedí refugio en el Buda ya que ésta es una de las prácticas budistas para alcanzar la Iluminación. Verdaderamente fui atrevida en hacer esto porque no sabía lo que me iba a ocurrir la mañana siguiente.
Bueno, la mañana siguiente llega y,, como de costumbre salgo al balcón del apartamento en el que me estoy quedando con mi primo y un amigo para efectuar mi meditación mañanera. En ese momento estoy diciéndome cosas así como: “la vida es bella”, “que rico es estar viva” y cosas por el estilo. Comienzo mi meditación como a las 7:50am y….BOOM! El amigo de mi primo me interrumpe para preguntarme si podía sacar a los perros al parque. Mi primo estaba de viaje (llegaba ese día mas tarde) y el estaba tarde para el trabajo… la única opción para dicha tarea era yo… obviamente, le dije que sí. Antes de acatar dicha tarea sentía que debía terminar mi meditación así que me quedé en el balcón y el amigo de mi primo se fue a trabajar.
Cuando termino mi maravillosa meditación como a eso de las 8:45am…voy a abrir el “sliding door” para entrar al apartamento y adivinen que pasó…NO ABRIO! Inmediatamente, me dije: “Veroshk, la puerta es pesada y tu acabas de terminar la meditación puede ser que no estés lo suficientemente despierta para abrirla, siéntate y vuelve a intentar”. Muy juiciosamente, eso hice. Luego de estar despierta y dar varios brincos…intenté abrir la puerta nuevamente y…NO ABRIO!! (Comienzo a sudar solo de pensar en ello). Mi primer pensamiento: “Esto no me puede estar pasando a miiiiiiiiiiiiiiii.” A pesar de intentar mantenerme en negación por unos segundos, la realidad era innegable… estaba atrapada en el balcón de un piso numero 23. No tenia celular, no había desayunado, no tenia comida y nada para beber. Mi primo se suponía llegaría de viaje como a esos de las 4 o 5 de la tarde. Su amigo usualmente llega del trabajo a las 7pm. En definitiva, concluí, rápidamente, iba a estar allí un buen rato.
Entonces, comencé a pensar en las historias de supervivencia que había escuchado a lo largo de mi vida…me dije: “el cuerpo humano dura aproximadamente tres días sin tomar agua ni comer nada, no me voy a morir”, luego pensé, “las personas que sobreviven experiencias así siempre dicen que conservaron su energía a toda costa.” Por eso decidí relajarme, hacer mantras y meditar hasta quedarme dormida en el piso del balcón. Desperté como a las tres horas (11:30am aproximadamente) porque mi cuerpo me lo pedía…imagínense que mi cuerpo me estaba pidiendo?Tenía que ir al baño! NO lo podía creer. Pensé en aguantar pero luego de 20 minutos no pude más y decidí seleccionar una de las hermosas plantas del balcón y orinar allí. Jejejeje! Me sentía como en la jungla o en el desierto.
Ya con mi cuerpo en paz y armonía, comencé mi práctica de mantras nuevamente. Logré relajarme y dormir por otras horas. Volví a despertar como a eso de la 1:30pm. Fue a esa hora que me abrumó la desesperación. Sentía debía intentar salir de allí. Miré hacia abajo a ver si había alguien que me pudiera socorrer. Nadie se encontraba por el lugar. Además, pensé: “si alguien estuviera ahí abajo seguro no podría escucharme ni entender lo que le estoy diciendo desde el piso 23”. Entonces, se me ocurrió la brillante idea de intentar romper el cristal del “sliding door”. Para mi fortuna, encontré que en uno de los tiestos había una cantidad de piedras lo bastante grandes para romper un cristal. A los pocos minutos… BOOM! Lancé la primera piedra, y luego otra y otra y otra y otra…creo que lancé como 15 piedras pero solo logré lastimar el cristal. No hubo ninguna apertura (luego de mi liberación me enteré que el cristal está hecho a prueba de huracanes). Es imposible describirles como me sentí en ese momento. Se los resumo en lo siguiente…lloré desconsoladamente.
Luego del llanto practiqué un poco de psicología conmigo misma y me dije: “Veroshk hay muchas personas en estos momentos que están atravesando por cosas mucho más terribles que tu. Por lo menos tienes un lugar seguro. No hace tanto calor. Tienes una bonita vista de la naturaleza. En algún momento saldrás de aquí” Maravillosamente, me tranquilicé. Y volví a hacer mis mantras.
Me di cuenta que si aquietaba mi mente era como si el problema no existiera. Estaba tranquila, no tenía hambre ni sed, extrañamente me sentía segura. Me enfoque en enviarle pensamientos a mi primo para que se apresurara en llegar (su viaje era en carro). Tenía fe en que el recibiría el mensaje. No tengo como precisar si le llegaron o no mis mensajes telepáticos pero lo que si ocurrió fue que a las 3:30pm mi primo llegó. Y me liberó del balcón, luego de 7 horas y media encerrada.
Toda esta semana me he cuestionado acerca de la enseñanza de este evento. Y no ha sido hasta hoy jueves que he tenido claridad en el asunto. La primera moraleja es: “lleva tu celular a todas partes”. Jejejeje. Definitivamente, el celular me hubiese liberado más rápido. Bueno, ahora sí, en serio, la moraleja de este evento es que cuando uno pide aquietar la mente, la prueba es intentar aquietarla en momentos donde es para uno imposible de hacer (las pruebas siempre son difíciles). Cómo dije al principio de este escrito, eso exactamente fue lo que pedí la noche del domingo. Y aunque no me he iluminado todavía. Lo que realicé, gracias a mi amiga Laura Kryshtar, es que en el balcón comencé a aquietar mi mente. De no hacer sido así quizás todavía estaría en el balcón.
Usualmente pensamos que los monjes o seres especiales son los que pueden intentar llegar a vivir como Buda. Yo pienso que el aquietar la mente, y por consiguiente, el sendero de la iluminación se puede comenzar por quien sea, en cualquier momento y en cualquier lugar (así como en un balcón). Es cuestión de intención, motivación y acción. L@s invito a vivirlo. ¡Namaste!