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Es evidente que los seres humanos nos volvemos más sabios con cada experiencia de vida. También, todos encaramos diferentes experiencias de vida; unas agradables y otras dolorosas. Indiferentemente de bajo que categoría estén ésas experiencias continuemos con el fluir natural de la vida. Eso, en mi opinión, es la clave de la Felicidad. De manera que adelante...fluyamos juntos... eso hace el camino mucho más divertido!


sábado, 9 de julio de 2011

Los momentos difíciles en nuestra vida


Todos pasamos por momentos difíciles en nuestras vidas. Momentos en los que creemos el mundo se acaba. Momentos en los que creemos que no podemos soportar más dolor, más tristeza. Momentos en los que nuestra respiración se dificulta. Momentos en los que creemos  nuestra felicidad es totalmente improbable y que Dios o lo que sea que este gobernando nuestra vida quiere la total infelicidad para nosotros. Sobretodo pensamos que nuestro dolor es mucho mayor que el de cualquier otro ser humano en la faz de la Tierra. Creemos rotundamente que nadie puede entender lo que estamos atravesando y mucho menos acompañarnos en nuestro dolor. Nos sentimos solos y desamparados. Y tenemos muy poca fe de futuro.

Algunos permanecemos en estos momentos más tiempo que otros. Terminamos agotados y con arsenal de memorias queremos desechar en el basurero más cercano.

Durante y luego de estos momentos desastrosos, nos preguntamos si en algún momento de nuestras vidas podremos evitarlos. O si siempre seremos víctimas de estos ataques de la infelicidad misma.

La verdad querid@s compañer@s es que, desafortunadamente, es imposible evitar estos momentos del todo. Siempre van a existir los eventos que nos hagan sentir como si todo se viniera abajo; como si nuestro mundo diera tres vueltas redondas.

Lo que si podemos aprender es como sobrellevarlos de una manera más ARMÓNICA…

 He aprendido que la única manera de vivir estos momentos difíciles sin perder el centro y el anclaje en la felicidad es la COMPASION. Si se desarrolla la compasión podemos vivir en el ojo del huracán mientras éste atraviesa nuestra vida. Como dijo, en una oportunidad, el Dalai Lama: “Si quieres que los demás sean felices, practica la compasión. Si quieres ser feliz, practica la compasión.”

Ahora bien, ¿qué es la compasión? Hay muchas interpretaciones de esta palabra. La que más me resuena es la interpretación budista: “la compasión es el deseo de que los demás estén libres del sufrimiento”. ¿No les parece hermosa esta interpretación? ¡A mí me encanta! Y es por ello que la utilizo en mi diario vivir y sobretodo ante los momentos difíciles.

¿Que se necesita para ser compasivo? Lo primero que  se necesita es el AMOR. Este primer paso es fácil ya que todos tenemos mucho amor en nuestros corazones. Lo otro que se necesita para practicar la compasión es contemplar el sufrimiento de otros. Esto también es fácil ya que, para bien o para mal, el sufrimiento está en todas partes del Planeta. Aunque teóricamente es fácil contemplar el dolor de los demás, muchas veces, nos colgamos en esta parte porque estamos tan enredados en nuestro dolor que se nos olvida que hay muchas otras personas sufriendo muchísimo más que nosotros. Y no estoy hablando de personas a miles de kilómetros de distancia. Estoy hablando de las personas cerca a nosotros; familiares, amigos, vecinos. Esta segunda parte, es para mí, la clave para mantenernos aflote en cualquier momento difícil.
 Cuando creamos que  somos los más desdichados, no tenemos más que mirar al lado para ver que somos mucho mas agraciados que muchos. Si miramos al lado y no vemos el dolor, busquemos lugares o formas para conectarnos con el dolor de los demás (no hay sino que ver las noticias). La observación del dolor de otros nos permite distanciarnos del dolor propio y del dolor que nos genera el momento difícil. Inclusive nos da oportunidad para ser agradecidos de todo los numerosos momentos fáciles de nuestra vida. Y entonces, ¿que ustedes creen que pasa? El momento difícil se esfuma y mágicamente nos sentimos PLENOS nuevamente.
Podemos decir que pase lo que pase en nuestras vidas es  como  no cogerlo tan en serio. El mundo no se va  a acabar ni vamos a dejar de respirar.  Como dicen las abuelas: “a nadie le dan una cruz más pesada de lo que pueda soportar”.  Aunque pensemos es más fácil decirlo que hacerlo, pongamos en práctica el arte de la compasión y veremos los resultados. Mientras más compasión generemos hacia los demás, mas en armonía nos vamos a sentir. En definitiva, más FELICES SOMOS.